Mi audición secreta como cantante de ópera

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Mi audición secreta como cantante de ópera

Déjame contarte sobre la vez que mi vida dio un giro digno de una comedia musical, todo gracias a una audición secreta como cantante de ópera. Sí, has escuchado bien. ¿Yo, cantando ópera? Bueno, así empezó este desastre maravillosamente divertido.

Un buen día, navegando por Internet, encontré una convocatoria abierta para una producción local de «La Traviata». No sé qué me poseyó (probablemente el aburrimiento mezclado con una dosis de audacia inusual en mí), pero decidí que sería una excelente idea inscribirme. Total, ¿qué era lo peor que podía pasar? Spoiler alert: muchas cosas.

Mi experiencia cantando se limitaba a las duchas matutinas y a las sesiones de karaoke que terminan en risas y videos comprometedores. Pero, por alguna razón, eso no me detuvo. Grabé una audición casera, seleccionando una pieza «sencilla» que aprendí de un tutorial de YouTube. Entre tú y yo, sonaba más a gato enojado que a Pavarotti, pero eso no mermó mi confianza.

Días después, recibí la respuesta: estaba dentro. Bueno, más específicamente, dentro de las audiciones en persona. Aquí es donde la historia se pone jugosa. En un arranque de pánico y excitación, comencé a buscar en Google cómo convertirme en un cantante de ópera en menos de una semana. Spoiler alert número dos: no es posible.

El día de la audición llegó demasiado rápido. Me planté frente al jurado, un trío de personas con expresiones que iban de la curiosidad al escepticismo puro. Respiré hondo, abrí mi boca, y dejé que los «sonidos» fluyeran. La cara de confusión mezclada con horror del jurado me dijo todo lo que necesitaba saber.

Sin embargo, en lugar de detenerme, seguí adelante, terminando mi «actuación» con una reverencia digna de un artista de verdad. El silencio que siguió fue ensordecedor. Finalmente, uno de ellos habló: «Es… eh… una interpretación muy… única».

Salí de ahí con una mezcla de vergüenza y un extraño sentido de logro. No, no conseguí el papel (sorpresa, sorpresa), pero conseguí una historia épica. En la cena familiar siguiente, mi hermano no pudo resistirse y compartió la grabación de mi audición. Las carcajadas resonaron por horas.

Desde entonces, mi fama como el aspirante a tenor de la familia ha sido un tema recurrente. Y aunque nunca pisaré el escenario de la ópera (por el bien de todos), esta experiencia me enseñó a atreverme a hacer cosas fuera de mi zona de confort. Después de todo, la vida es demasiado corta para no protagonizar tu propia comedia musical de vez en cuando.

Así que, amigo mío, la próxima vez que te enfrentes a una oportunidad un poco alocada, recuerda: podrías terminar con una gran historia para contar. O, en mi caso, con una grabación de audición que amenaza con reaparecer en cada reunión familiar.

anonimo Pregunta editada 14 de marzo de 2024
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